La vida debe saber bien…Por César del Campo de Acuña
Hoy Degustamos – Frigo Yogoo
Ya esta aquí, ya llego y no es Judas el Miserable, es el verano. Los calores, los incendios, las frasecitas rancias, los sudores, la cancionceja estival, los atascos en la costa, los veraneantes y domingueros, las barbacoas, la poca vergüenza, los niños sin colegio, los blockbusters…vamos, que una vez más nos hemos plantado en esos mesecitos en los que Madrid parece mutar en pueblo fantasma y que padecemos con especial desanimo los que vivimos pegados al océano todo el año.
Pero no todo va a ser malo ¿verdad? No, claro que no. El verano trae cosas ricas, ricas que el resto del año no solemos comer con asiduidad y toda una miríada de nuevos productos destinados a mitigar nuestra sed y refrescarnos. Dentro de las novedades propias de la canícula destinadas al remeneo bigotudo, la que más suelen destacar es la de los helados. Cada año, nuevos sabores, nuevos envoltorios y nuevos anuncios nos invitan a que nos dejemos los cuartos en algo que nos refrescara momentáneamente y que nos dejara con más sed de la que teníamos al principio (esta es la conspiración del gremio de los heladeros industriales).
El caso es que siempre picamos. Que si este helado por aquí, que si esta tarrinita por allá…todos los años nos la cuelan por zeporros, tragaldabas y carpantas. Curiosamente, aunque la inmensa mayoría somos conscientes del alto contenido calórico de las cremas heladas (gracias Sr.Burns) nos las jalamos como el que se jala un bol de panchitos (gracias Homer) lo que nos produce una extraña sensación de culpabilidad a la que suelen poner cara Jennifer Aniston (o cualquier actriz vinculada a esas sórdidas producciones que son las comedias románticas) cuando esta depre en una de sus películas y se sienta delante de una tarrina del tamaño de un flotador (llega un punto que no sabes si llora por lo que le pasa o porque no puede parar de comer).
Pero no se preocupen, que ahí están los heladeros para preocuparse por nosotros y prevenir nuestro “enlorzamiento” con helados más sanos que darles un bocado a un apio, los helados con/de yogurt. ¿Quien es el que ha extendido el bulo de que el yogurt es sanisisimo? Lo cierto es que no lo se, pero nos lo hemos tragado de pe a pa o de pa a pe (como ustedes prefieran) y claro cuando vemos que algo tiene o es de yogurt nos creemos que es la purga de benito (así nos va).
Pues bien, Frigo (los padres del helado preferido de Quentin Tarantino) han lanzado al mercado Yogoo una suerte de helado de yogurt de cremosa textura, rico sabor y que además tiene el súper poder de no hacernos sentir culpables si nos comemos una tarrina de 450 mililitros (que es en el formato en el que se comercializan) en una sentada. Tan solo han sacado este prodigio en dos sabores (natural y frutas del bosque) supongo que para no pillarse los dedos (aunque tiene delito los sabores de Mágnum especiales por los que han decidido apostar este verano) y oigan, están riquísimos.
Su sabor es delicioso, muy suave y fresco (curiosamente no dan sed, o al menos a mi no me la dieron). Esto puede redundar, pero saben a lo que tienen que saber o saben a lo que esperan que sepas. El natural sabe a yogurt natural (que por otro lado es mi favorito) y el de frutas del bosque (aun sin ser muy amigo de estas) sabe a lo que universalmente entendemos o creemos que es el sabor a frutas del bosque. Desde Frigo nos indican que lo mejor es comerlo casi inmediatamente lo compras (no se muy bien como resistirá los envites del congelador y la cristalización de las partículas de agua porque me lo comí al poco tiempo de comprarlo) y la verdad es que a tenor de mi cata es lo idóneo.
Tampoco quiero que piensen que nos encontramos ante el mejor helado del mundo ya que obviamente los hay mejores. Es bueno, es cremoso y su sabor es correcto pero su precio es algo elevado (o al menos a mi me pareció que pagar casi 4€ por 450mililitros es demasiado). Tampoco tiene la consistencia al uso de un “helado” y cuando te lo cometes tienes la sensación de que en el fondo es un hibrido que esta a caballo entre dos mundos sin llegar a tocar la puerta de ninguno de los dos.
Si lo encuentran más baratito del precio que yo pague por el, se lo recomiendo. Quizás no sea el mejor, pero si esta entre los mejores que he podido probar en los últimos años y creo que si merece un hueco habitual (insisto, si lo encuentran más barato) en sus neveras a modo de premio o capricho puntual.
Yogoo de Frigo es un producto recomendable y delicioso. Si tienen la oportunidad no dejen de probarlo.
Puntuación:
Tres cucharas sobre cinco.
Combinaciones:
- Personalmente creo que el mejor modo de zamparselo es solo (no creo que necesite nada para realzar su sabor), pero si son de esos a los que les gusta experimentar creo que lo mejor que pueden hacer con el es un buen batido con leche. Seguro que no les defraudara.
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